A ti que lees,
cuidado con lo que miras,
No sea que te vayas a caer en una galaxia desconocida.
Regalame tus ojos, más esa sonrisa,
A ti que miras... Cuéntame, ¿qué miras?
Y el encanto, de tu feminidad,
Esa sensualidad, picante exponencial...
Y, dime de tus labios, dame de tus besos,
Llévame sin miedo, zarpemos bien lejos;
Sin los humedales de Desamor,
Emprendamos nosotros la partida,
De la trampa de, Monotonía...
Tomémonos la noche, y de un solo trago,
Embriaguemos al día de nuestras fantasías,
Cuéntale aquél cuento, de esos que contaron,
Y que penda de un hilo la Cordura,
Las causas de amor y sus amarguras...
N. del A.
No hacen faltas palabras para dedicar este fragmento de Luz.
A Luz,
-Salvador Flores-
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